LOS FESTINES

Y volví a desearlo. Esos lujos creativos que me hacían tanto bonito. Esas piezas de oficio guardadas en el taller solo para clientas de más apego que me permitían calmar el deseo de crear sin pensar en nada más que en el placer de medirme.

Y, como una es un poco consentida y nació con la estrella de hacer lo que le diera la gana, me propuse darme un atracón.

Brilló la ilusión con la idea de recuperar aquellas costuras pero esta vez tenía que dejarlas ir al baile. Además, envalentonada, me vino un pronto de retroceder en el tiempo hasta la época del Nata-Choc y reencontrarme con la labor.

El detalle artesanal. Crear piezas de capricho y mantener las echuras que han ido conformando la esencia presente de RO:F, con la condición de cubrir una necesidad personal y a la vez evaluar qué tan feliz me haría seguir por estos derroteros e ir incluyéndolas más a menudo. Piezas que se mezclan con otras de puro RO:F, más versatiles y más gamberras, Todas endulzadas con la misma meticulosidad, técnicas y formas de hacer siempre tan personales. La obsesión por lo especial.
Ilusionante verdad?

Y así, después de unos meses de reencuentros, de sosiego, de tardes cada vez más largas con olor a café y sabor a palmerita de yema, se ha materializado en dos colecciones distintas, siendo esta selección la que florezca con la primavera y una segunda que saldrá ya entrado el verano. Ambas ilustrarán lo enamorada que estoy de este oficio a través de lo que es por lo que una vez fue y el deseo del qué será.

Y es que, ser una continuación no es tan emocionante como iniciar el recorrido disfrutando de las vistas.
Eso es pasión, es RO:F.